Dice la Iglesia que no compartir lo que tienes es pecado mortal, no es de cristianos y que no conoces la palabra de Jesús. La iglesia no se da cuenta que hay muchas formas de ayudar al prójimo sin necesidad de que una ley moral o política te obligue a abrir tu billetera. Por ejemplo, las avariciosas farmacéuticas han salvado, mejorado y prolongado infinitamente más vidas con sus costosísimas medicinas y equipos (que con el tiempo se convierten en algo común y accesible a todos), que las que salvo la Madre Teresa de Calcuta y todas las monjas juntas con su infinito amor y altruismo durante más de 1000 años.
¿Quién se lleva los aplausos y quien las escupidas?
Si la iglesia conociera la palabra de Jesús, recordaría que Jesús multiplicaba los panes y peces solamente con su Fe, si él tuviera que trabajar duramente para obtenerlos estoy seguro que lo pensaría bien en cómo y a quién “redistribuírselos”.