
Y ahí es cuando el líder socialista/comunista puede respirar tranquilo, su misión ha sido cumplida, a partir de ahora puede sentarse y mirar tranquilamente como sus ovejas se autopastorean.
Es cuando ellas aceptan y agradecen que la única forma de tener comida es gracias al amado líder y a la Revolución, no a su trabajo y esfuerzo personal. El esclavo agradeciéndole a su amo por darle comida.
Aún a la compañera Sadai le quedan algunas reminiscencias burguesas, por ejemplo dijo «gracias a Dios» en lugar de decir «gracias al comandante Chávez que nos cuida desde el cielo», pero nada de qué preocuparse, para el próximo año esas frases burguesas ya serán autocensuradas, porque sabe que podría perder el carnet de la patria y con él la posibilidad de poder comprar un muslo de pollo gracias al amado líder.