Cuando fui a Chile por primera vez, 7 años después de regresar la democracia me extrañó muchísimo ver que aún circulaban monedas de $10 conmemorativas al 11 de septiembre de 1973, fecha del golpe de estado que dio Pinochet. Supuse que eso no podría durar mucho de manera que comencé a acaparar todas las que me dieran como vuelto, al final creo que conseguí como 10 o 12, y ahora después de 23 años y tantas mudanzas me he dado cuenta que están desaparecidas, ¡qué tristeza!
Usé la palabra «desaparecidas» muy a propósito, como carnada para ver si algún comunista viene a criticarme porque estoy triste por la desaparición de unas monedas que conmemoran la desaparición de personas. Ojalá lo hagan, así yo podré desenmascararles su hipócrita justicia social contándoles lo que le dijo Fidel Castro a Pinochet cuando se encontraron en el más allá:
«Chico tu gran error no fueron los 4,000 que mataste sino los 100,000 que dejaste vivos, ¡Y para colmo a tan solo 17 años convocaste a elecciones libres y aceptaste un resultado contrario!, ¿A qué dictador que se respete se le ocurre hacer eso?, ¡De verdad que lo tuyo fue una dictablanda como bien dijiste una vez!. En cambio, mírame a mí, más de 50 años con el poder absoluto, decenas de veces más asesinatos que los tuyos, sin contar quiénes murieron estando en prisión por más de 20-30 años, o devorados por los tiburones, y cuando me sentí cansado le cedí el poder a mi hermano y cuando él se sintió cansado le cedió el poder a otro, nunca el pueblo votó por nosotros, pero sin embargo el muy democrático mundo nos aplaude y trata como presidentes legítimos. Fueron mías las únicas expediciones militares que han salido de América Latina, mis tropas llegaron a Etiopia y Angola dejando total muerte y destrucción en esos lugares, ¡y los muy tontos pacifistas mundiales me idolatran!. Expulsé y encarcelé a curas, impuse al ateísmo como única religión y sin embargo ya viste al Papa Francisco como le encantaba ir por mi bendición.
Así es como se comporta un dictador serio y responsable. Lo siento querido Pino pero eres una vergüenza para el club de dictadores en el infierno, ¡fuera de aquí, no estás aceptado!»