Cuando permites que sean los sentimientos y las emociones quienes manejen tu vida sucede eso que le pasa a Sol Prieto que es feliz siendo tratada como acéfala ameba en laboratorio porque le dicen las palabras y frases bonitas que quiere escuchar.
«Mimos al alma»…..¡ja!, ¿Se trata de tu empleado o de tu consejero espiritual?. Quien no sabe, no puede, o no quiere distinguir esa diferencia se convierte en un ser insignificante, altamente moldeable el cual su triste y rastrera vida poco me importaría si no fuera porque las decisiones que toman ese tipo de gente también influyen en mi vida.
En pocos países importantes del mundo es tan fácil ser político como en Argentina, el líder sólo tiene que lograr ese «click» de amor de los votantes hacia él y serán suyos para toda la eternidad, se podrá burlar de ellos en sus caras que ellos lo disfrutarán porque el orgullo es demasiado grande para aceptar que se equivocaron, e inconscientemente tendrán toneladas de excusas que les mantengan en ese psicodélico trance irresponsable.
El tuit de Alberto repite 6 frases claves y clásicas que no dicen nada, pero son las que mantienen extasiados y al borde de orgasmos mentales a quiénes las quieren escuchar. Las primeras son las clásicas regastadas pero que siguen surtiendo mucho efecto. El final fue lo que verdaderamente me llamó la atención; Si ya él dijo «todos y todas» entonces no hay necesidad de decir «todes», y él lo sabe muy bien pero lo hizo adrede porque también sabe que son esas palabritas mágicas las que mantienen la servidumbre de sus súbditos a niveles de poderoso estupefaciente.
Y en Argentina la misma situación se da desde la izquierda hasta «la derecha». En pocos lugares del mundo funciona tan bien este dicho: “Aunque un político quiera ser un buen administrador para su pueblo, su pueblo le exigirá que sea capataz de esclavos”.
González Grillo Perez 